Treviso es una ciudad para visitar en todas las estaciones, con el ritmo lento de quien quiere saborear cada rincón, descubrir paisajes originales, respirar la vida tranquila de la ciudad. El corazón de la ciudad y lugar de encuentro para los residentes de Treviso es piazza dei Signori con su Palazzo dei Trecento y la elegante Loggia Dei Cavalieri.
Los dos ríos, Sile y Cagnan, serpentean por las calles y dan un encanto único al centro histórico encerrado por las antiguas murallas. Las casas porticadas con hermosas fachadas pintadas al fresco que se reflejan en el canal Buranelli y la Isola della Pescheria, creada en el río Cagnan para albergar el mercado de pescado, hablan del estrecho vínculo de Treviso con sus aguas.
Un monumento notable es el Duomo que contiene, dentro de la Capilla Malchiostro, los frescos de Pordenone y el retablo con la Anunciación de Tiziano. Otros tesoros artísticos se encuentran encerrados en el complejo museístico de Santa Caterina dei Servi di Maria, incluido el ciclo de las historias de Sant’Orsola de Tommaso da Modena, y algunas obras de G. Bellini, Lotto, Tiziano, J. Bassano. También vale la pena visitar la iglesia dominicana de San Nicolò, con la famosa sala capitular con frescos de Tommaso da Modena. Para los amantes del arte, la cita es en la Casa dei Cararresi, que en los últimos años se ha convertido en sede de prestigiosas exposiciones internacionales. En definitiva, una ciudad que sabe regalar momentos mágicos a quienes aman caminar sin prisas siguiendo los cursos de agua, sobre adoquines gastados por el tiempo y la historia para luego encontrarse sentados en una taberna y en pequeños bares con vista a las plazas saboreando los manjares de la tierra de Treviso.